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Cuando hablamos de infraestructura hablamos del reciente incremento de eventos climatológicos extremos alrededor del mundo. En América Latina y el Caribe (ALC), estos cambios se han visto reflejados en temporadas de huracanes intensas y sequías prolongadas, por mencionar algunos. La infraestructura ambientalmente sostenible implica planificar, diseñar y localizar proyectos de infraestructura de tal manera que estos incrementen su resiliencia ante los efectos del cambio climático.

La planificación de nuevas infraestructuras debe incorporar escenarios climatológicos

Gestionar los riesgos asociados al cambio climático no es una tarea sencilla. Si bien los registros históricos pueden ser de utilidad, se presenta un mayor grado de incertidumbre dados los nuevos patrones climatológicos que afectarán a la infraestructura. Por ello, es fundamental que en el proceso de planificación se planteen distintos escenarios meteorológicos y se distinga entre eventos de corta duración de los cambios climatológicos graduales.

La planificación de la infraestructura debe incluir estrategias y prácticas de adaptación a la nueva realidad climática. Esto hará que la infraestructura sea resiliente ante cambios graduales en las condiciones climatológicas incluyendo variaciones en la temperatura, patrones de precipitación, niveles del mar, entre otros. En cuanto a la infraestructura actual, ésta deberá modernizarse y adaptarse a las nuevas condiciones climatológicas, ya que en el futuro podría operar en condiciones diferentes a las contempladas en su diseño original. Tomemos por ejemplo las centrales hidroeléctricas, este tipo de centrales deberán modernizarse para garantizar la operabilidad y los niveles de eficiencia existentes ante cambios en los patrones de precipitación y las condiciones hídricas. Gracias al planteamiento de escenarios climáticos se pueden anticipar y reducir los impactos del cambio climático en la operación de las centrales hidroeléctricas.

Es necesario hacer un balance y evaluar los beneficios que generaría incrementar la resiliencia de la infraestructura frente a los costos económicos asociados a los impactos del cambio climático. Desde el Sector de Infraestructura y Energía del BID estamos apoyando a los países a través del desarrollo metodologías y mecanismos innovadores de financiamiento que permitan a los gobiernos invertir en infraestructura ambientalmente sostenible. Consideramos que este apoyo es crítico para acompañar los esfuerzos de los países en hacer infraestructura más resiliente, y adaptarse de la mejor manera posible a esta nueva realidad climática.